¿Pueden los bioestimulantes vegetales mejorar la estructura del suelo?

El problema de los fertilizantes - Parte 4

Existen varias estrategias en las que los bioestimulantes pueden ayudar a resolver el problema de los fertilizantes.

En nuestros artículos anteriores explicábamos el problema de los fertilizantes al que nos enfrentamos en todo el mundo y explicábamos el ciclo del nitrógeno. Presentamos la necesidad de los bioestimulantes para que las plantas aprovechen mejor los nutrientes de que disponen, lo que permite a los productores utilizar menos fertilizantes, el efecto de los bioestimulantes en las raíces de las plantas y cómo pueden reducir las necesidades de nitrógeno.

¿Qué otras estrategias demuestran que los bioestimulantes pueden marcar la diferencia?

En el siguiente artículo se comparte información específica sobre la influencia de los bioestimulantes en la estructura del suelo.

Mejora de la estructura del suelo mediante modificaciones físicas y estimulando la actividad microbiana

Estructura del suelo: La aplicación de bioestimulantes de algas marinas puede favorecer la nutrición de las plantas mejorando la estructura del suelo. Las algas pardas contienen grandes cantidades de polisacáridos, como alginatos y fucoidanos, que se unen a los iones metálicos del suelo para producir un gel que ayuda a retener el agua y a mantener una estructura agregada (Khan et al., 2009). Esto ayuda a la planta a desarrollar un sistema radicular robusto, que a su vez puede aumentar la absorción de nutrientes. Sin embargo, la mejora de la estructura del suelo no explica la mejora observada en la nutrición de las plantas en sistemas hidropónicos (por ejemplo, Vernieri et al., 2006), ni la mejora observada cuando el extracto de algas se aplica al follaje en lugar de al suelo (por ejemplo, Rathore et al., 2009).

La aplicación de bioestimulantes puede tener un efecto positivo sobre las propiedades biológicas del suelo, incluidas las actividades enzimáticas del suelo, así como el aumento de la biomasa bacteriana y fúngica. La aplicación de aminoácidos al suelo aumenta la actividad microbiana del suelo, lo que puede mejorar los atributos físicos y químicos del suelo (García-Martínez et al., 2010). En concreto, el aumento de la bioactividad en el suelo provoca una descomposición más rápida de la materia orgánica, lo que transforma los nutrientes orgánicos en formas minerales disponibles para las plantas (García-Martínez et al., 2010).

Disponibilidad de nutrientes en el suelo: Los bioestimulantes vegetales pueden mejorar la disponibilidad de nutrientes para su absorción por las plantas aumentando la capacidad de intercambio catiónico del suelo (lo que ayuda a reducir la lixiviación de nutrientes, especialmente en suelos arenosos), suministrando nitrógeno a los cultivos y/o aumentando la solubilidad de los nutrientes en la solución del suelo. Los hidrolizados de proteínas pueden mejorar la respiración del suelo, la biomasa microbiana y la actividad, ya que los microorganismos utilizan aminoácidos y péptidos como fuente de C y N (Farrell et al., 2014). También influyen en la nutrición de las plantas al formar complejos y quelatos entre los péptidos/aminoácidos y los micronutrientes del suelo (es decir, Cu, Fe, Mn y Zn), contribuyendo así a la disponibilidad y adquisición de nutrientes por parte del sistema radicular (du Jardin, 2015; Colla et al., 2015a). Además, la capacidad de los péptidos/aminoácidos para formar complejos y quelatos con algunos macro (es decir, K, Ca y Mg) y micronutrientes (es decir, Cu, Fe, Mn y Zn) se está utilizando actualmente para desarrollar fertilizantes con una alta eficiencia en el uso de nutrientes.

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